LA CASITA DE ATRÁS . CONOCOTO
Fue guachimanía, luego bodega, pero ya son 20 años que está ahí. Estuvo antes que la familia llegue y nunca lograron apropiarse. Su condición provisional la mantuvo al margen y con riesgo a ser derrocada. Está atrás en una esquina, tapada por la casa donde vive la familia. Lo que no se programó es |
que cada cuarto ve su vieja cubierta. A veces lo más fácil es derrocar y empezar de nuevo, pero esta vez la solución fue cambiar el estigma del lugar. Trabajar con un espacio existente es un reto y más aún cuando está cargado de olvido. |
Su cubierta dejó a la vista por años el objeto olvidado, así ésta misma sería su nueva alma. La cubierta se adhirió a lo existente, se extendió hasta doblarse y se convirtió en una nueva fachada siendo no solo un cambio físico, sino un proceso de redescubrimientos. La familia redescubrió la casa y |
nosotros, al usar la madera, carrizo, cabuya y cabestro, celebramos sistemas constructivos que están camino al olvido. La oportunidad de aprender y redescubrir no solo la vivimos nosotros, don Efraín y su equipo también lo hicieron al rescatar lo que sus antiguos hacían.
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Corte lateral
Fachada frontal
TODA INTERVENCIÓN NACE DE LA CUBIERTA . LUZ NATURAL . MUEBLES . ENTRADA DE LUZ
TEJIDO SOCIAL . REDESCUBRIENDO TECNOLOGÍAS LOCALES CAMINO AL OLVIDO
“Hace años que nadie me compraba cabestro para construir, la última vez fue hace dos años. Ahora soy el último talabartero de Sangolquí. Arquitecta, cuando terminen la casa tráigame unas |
fotos para poner en el local, a ver si así la gente ve y vuelve a utilizar el cabestro.”
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