No es la cueva, es todo el camino. Posiblemente, y quiero creer que en la cueva pasaron muchas más cosas que las que aparentemente viví. |
El proceso de llegada y descenso es tan impresionante como la cueva misma. Todo el camino me acompaña llena la cabeza de antiguas civilizaciones y mitos abstractos, toda imagen es expresión de misterio: grandes bloques regados por el rio, una Virgen en un pequeño altar al iniciar el recorrido, un puente colgante que se diluye en la selva y una encrespada montaña, susurran lo indescriptible de la cueva.
Al subir, jalados por los compañeros Shuar, guindados, en los momentos que se tomaban un descanso, "uno piensa güevadas", como dijo David (Chato), ¿qué pasa si la cuerda se rompe? ¿cuánto tiempo aguantaré colgado si la cuerda se zafa?, ¿si caigo de esta altura lograré sobrevivir?, imágenes de eones pasados, errores, aciertos, queridos y no tan queridos acechan junto al terror, no tanto a la muerte si no al susto, a lo desconocido, al sufrimiento. |
Fue bueno el habernos dormido, pues la aventura nos llevó a descubrir una ruta de retorno no muy explorada por el cauce del río Coangos, con poco bajo control y una desventura controlada: un desborde de miedo, esfuerzo, incertidumbre, aventura, placer, puro placer.
Publicación en el grupo de Facebook de la expedición. https://www.facebook.com/groups/269489890132096/permalink/1125203984560678/ Full recomendada la expedición con Nelson Pineda. |
Sistematización: Sebastián Yépez